Muchos habíamos escuchado la típica frase “De Madrid al cielo” y, si aún había gente que no entendía lo que significaba, los alumnos de segundo de bachillerato lo pudimos corroborar en un viaje a mediados de Diciembre.
En primer lugar, El Prado y el jardín botánico nos recibieron para darnos una bienvenida que actuaría como preludio al resto del viaje.
El Palacio Real, la Catedral de la Almudena y el templo de Debod nos contaron un secreto: aunque siempre se hable de las primeras, las últimas veces también son importantes, y este último viaje de estudios quería demostrárnoslo.
Al fin llegamos a la plaza España donde conocimos a nuestros mejores aliados desde principios de Bachillerato: Don Quijote y Sancho Panza.
Museo Reina Sofía. Flamenco. Museo de Ciencias Naturales. Nada, Carmen Laforet… ese era el tic-tac que hacía nuestro reloj.
Finalmente, el Retiro nos dio la despedida tras la promesa de que las calles de Madrid no nos olvidarían, igual que nosotros tampoco nos olvidaríamos de ellas.
Así que, como decíamos, de Madrid al cielo… o ¿era a Sabiñánigo?